¡A la picota! : TERRA CASTELLAE

miércoles, 7 de noviembre de 2007

¡A la picota!

Hojeando un periódico local me encontré con un titular que rezaba “Los responsables municipales en la picota”. Siempre me ha llamado la atención todo lo que podemos aprender gracias al lenguaje, en particular al fijarnos en expresiones que aún siendo empleadas en la actualidad hacen referencia a objetos, actividades o usos perdidos si no en la noche de los tiempos, si al menos en tiempos bastante remotos.

Esto sucede en las expresiones a la picota o en la picota. Conocidas y utilizadas por todos, me atrevería a decir, que al igual que con otras muchas expresiones no somos conscientes de su significado originario.

Según la RAE la expresión en la picota es:

1. loc. adv. En una situación de descrédito por haberse hecho públicos sus defectos o faltas. El escándalo puso al Gobierno en la picota.

Si consultamos el término picota en su diccionario obtenemos:

picota.

(De pico1 y pica1).


1..f. Rollo o columna de piedra o de fábrica, que había a la entrada de algunos lugares, donde se exponían públicamente las cabezas de los ajusticiados, o los reos.

2. f. Variedad de cereza, que se caracteriza por su forma algo apuntada, consistencia carnosa y muy escasa adherencia al pedúnculo.

3. f. Juego de muchachos, en que cada jugador tira un palo puntiagudo para clavarlo en el suelo y derribar el del contrario.

4. f. Parte superior, en punta, de una torre o montaña muy alta.

5. f. Mar. Barra ahorquillada donde descansa el perno sobre el cual gira el guimbalete


Imagen de la picota de El Berrueco


La primera acepción es claramente la que con el paso del tiempo dio lugar a ambas expresiones. Desafortunadamente no sólo se ha perdido su significado original en el habla diaria, sino que también se han perdido casi todas las picotas existentes en Castilla.


Imagen de El Berrueco


El Berrueco, un pequeño pueblo que ronda el medio millar de habitantes, posee la única picota existente en la actualidad en la Comunidad de Madrid. Pese a haber hace unos años cierta controversia con la ubicación de la misma, ha sabido conservarla como uno de sus emblemas.


Otros monumentos dignos de ver son la iglesia de Santo Tomás el potro medieval y el museo de la piedra, aunque en mi opinión, lo mejor es realizar un paseo por el pueblo y sus alrededores dada su cercanía al embalse del Atazar y la sierra de la Cabrera. En la sierra madrileña, a una hora de la gran urbe, es posible observar como pervive un mundo completamente diferente al de la capital que afortunadamente no ha sido aún completamente globalizado.


Madroño

1 comentario:

Alatriste dijo...

Con respecto a las picotas de los pueblos tengo entendido que muchas fueron destruidas en el transcurso del siglo XIX, es decir en los años del liberalismo, al ser un símbolo asociado al escarnio y represión del Antiguo Régimen.