TERRA CASTELLAE

Por motivos diversos hace años que no vivo de manera habitual en mi ciudad natal, Burgos. Supongo que como a todos, me hace una ilusión enorme cuando junto 4 ó 5 días y puedo volver al terruño. Y es que a todos nos gusta volver a ver a amigos y familiares, a ver los cambios que se producen de tiempo en tiempo en la ciudad y re-encontrar los lugares que guardan recuerdos.

Desde hace tiempo, cada vez que voy a Burgos trato de observar los cambios que se han producido en la anatomía urbana, esos liftings que suelen hacerse cuando las elecciones se acercan o las construcciones que se adjudican a dedo, curiosamente después de las elecciones. En cualquier caso la mirada siempre es crítica y me viene a la cabeza el "podrían haberlo hecho mejor". En otras ocasiones observo lo lentamente que avanzan las obras de uno u otro tipo, la circunvalación por ejemplo, que hace años que la veo avanzar sin completarse.

Pero este último viaje que realizado a estas tierras cidianas me han valido para descubrir algo que no había visto antes y que poco tiene que ver con la geografía de la ciudad. Era mi padre, que conociendo mi interés por lo que sucede en nuestra tierra, había guardado un regalito para mi. Se trata de una publicación que este verano vio aparecer su cuarto número. Se trata de "Burgosrural" una revista que en sus 98 páginas nos ofrece información sobre programas de desarrollo rural, subvenciones, gastronomía, rutas de viaje y un gran número de reportajes sobre la provincia burgalesa.

Aún no he tenido tiempo para leerla en condiciones pero tiene muy buena pinta y aconsejaría a aquellos que podáis obtenerla el que lo hagáis. Para tener más información podéis consultar su página web.

Esta vez me retiro de Burgos ilusionado con este proyecto.