Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador (I) : TERRA CASTELLAE

sábado, 2 de junio de 2007

Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador (I)


Puesto que hace unos días que no escribo, quería escribir hoy un mensajito algo especial. Hace unos días hacíamos referencia a un personaje ilustre de la historia castellana de los que han corrido ríos de tinta, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid. Este caballero castellano ha sido utilizado desde la edad media por intereses cortesanos entonces, y políticos en tiempos más recientes. Pero no cabe duda que no dejó indiferentes a sus coetáneos y ha arrastrado un alo de leyenda hasta constituirse como una figura mítica, yo diría que hasta mitológica, de la cultura castellana. ¿Qué hay de cierto en la esa leyenda?

Rodrigo Diaz de Vivar nació en Vivar, hoy Vivar del Cid, en el barrio de Villentro, a una decena de kilómetros de Burgos entre (1043-1050).

Su madre era Teresa Rodríguez y su padre fue Diego Laínez un pequeño noble, infanzón de Vivar y que luchó contra los navarros en varias ocasiones. Sus ancestros parecen estar ligados en las nieblas de la leyenda puesto que su abuelo paterno, Laín Núñez, según las tradiciones, provenía de los míticos Jueces de Castilla.

Durante su infancia habría luchado junto a su padre contra tropas navarras, cuyos dominios llegaban hasta pocos kilómetros de su pueblo natal. A la edad aproximada de 15 años perdió a su padre, lo que le llevo a la corte del rey Fernando, formando parte del séquito del príncipe Sancho. Durante el tiempo que formó parte de la corte recibió clases de letras y leyes posiblemente en el Monasterio de San Pedro Cardeña, algo poco habitual en un guerrero de su época. El mismo príncipe Sancho le nombró caballero en Zamora hacia el año 1060. Y desde ese momento se convirtió en mano derecha del sucesor al trono.

No es seguro pero sí muy probable, que fuese en Graus en 1063 cuando entrase en un combate importante por primera vez. Es curioso este dato por que la figura de Don Rodrigo ha sido utilizada en numerosas ocasiones como símbolo del cristiano frente al árabe. Precisamente en esta batalla participó como aliado del rey de la taifa de Zaragoza, Al-Muqtadir.

Sus capacidades militares, diplomáticas y sus relaciones con la corte, sobre todo su buena relación con Sancho, facilitaron que fuese puesto al mando de la milicia real y nombrado alférez del rey cuando el príncipe accedió al trono de Castilla en 1065.

Antes de ser nombrado Cid, como la mayoría de la gente le conoce, consiguió el título de Campeador (Campidoctor) gracias a vencer en combate singular al alférez del rey de Navarra, durante la Guerra de los Tres Sanchos, en 1067.

Sancho estaba en guerra con el rey de León, Alfonso VI, y con el rey de Galicia, García, ambos hermanos suyos. Sancho II trataba de reunificar el reino que su padre había dividido. Rodrigo el Campeador, jefe de las tropas reales, jugó un importante papel, obteniendo las victorias de Llantada (1068) y Golpejera (1072). Fue durante esta última batalla cuando se capturó a Alfonso VI y tanto León como Galicia quedaron unificados.

La infanta doña Urraca, hermana de Sancho, se hizo fuerte en Zamora junto a parte de la nobleza leonesa. Sancho se reunió con Rodrigo y sitiaron la ciudad, pero durante el sitio, el rey Sancho II fue asesinado por el noble zamorano Bellido Dolfos. Según algunas crónicas Diego Ordoñez, primo del rey Sancho II, retó a los nobles zamoranos para vengar el asesinato del rey. Venciendo este a los nobles, pidió la entrega de Bellido que fue descuartizado por cuatro caballos.

Tras la muerte del rey, Alfonso VI sucedía en el trono a Sancho en el reino de Castilla y en el de León. Según cuenta el cantar de gesta, que no la historia, siguiendo sus funciones de alférez real, Rodrigo, tomó juramento a Alfonso en Santa Gadea (Burgos, 1072). Le pidió que jurará de no haber intervenido en la muerte de su hermano. Hoy podemos pasarnos por Santa Gadea, una pequeña iglesia, cercana a la catedral de Burgos, en la que se puede leer una placa que relata el acontecimiento. A pesar del juramento a Rodrigo nunca le quedó claro que Alfonso no estuviese relacionado con la muerte de su hermano.



Alfonso sustituyó a Díaz de Vivar en su cargo de alférez nombrándole juez o procurador en varios pleitos. Realizó misiones diplomáticas para el rey donde los conocimientos sobre leyes le fueron muy útiles. El rey le proporcionó un matrimonio, en 1074, con una de sus primas, noble asturiana descendiente de Alfonso V, su nombre Jimena Diaz. De ella tuvo 3 hijos, Diego, María y Cristina.

En 1079 una serie de circunstancias complicaron la situación de Rodrigo en la corte. En ese año el rey le pidió que fuese a cobrar las parias al rey de Sevilla. Al mismo tiempo Alfonso había enviado a su alferez, García Ordoñez, a cobrar las parias al rey de Granada, este último punto con desconocimiento de Rodrigo puesto que lo había planeado el rey como una estrategia para desequilibrar las fuerzas de los reinos de Taifas. El problema surgió cuando tropas de D. Rodrigo y del rey moro de Granada (acompañado por García Ordóñez) se encontraron y entablaron lucha, con la victoria del Campeador. Sin saberlo, Díaz de Vivar, había atacado a su propio rey venciendo a un noble de buena posición en la corte. Todo esto complicó, como ya hemos dicho su situación.

Para acabar de rematar esto, en 1080, durante una incursión de moros toledanos, Rodrigo acudió a repelerlos siguiéndolos hasta el interior de la Taifa toledana. Allí saqueó la zona oriental que, desafortunadamente para Rodrigo estaba al amparo del rey Alfonso.

En ese momento, y tras acumular, muy posiblemente, las críticas de otros cortesanos en contra de Rodrigo además de rumores que decían que el Campeador se quedaba con parte de las parias que se cobraban en los reinos de Taifas, el rey incurrió en la “ira regia” y le decretó destierro. Antes de abandonar los límites del territorio castellano tiene deja a su mujer e hijos en el Monasterio de San Pedro Cardeña, con el que mantenía bastantes relaciones.



Fue entre 1080 y 1081 cuando finalmente parte al destierro iniciándose el un camino que le llevaría el resto de su vida.

Para poder sobrevivir y pagar a sus hombres tiene que ponerse al servicio de algún señor y poco tiempo después de salir del territorio de Alfonso se pone el mismo y su mesnada al servicio del rey de Zaragoza, al-Mutamin, el cual le encomienda una ofensiva contra su propio hermano, gobernador de Lérida y aliado del Conde Berenguer Ramón II de Barcelona y del rey de Aragón, Sancho Ramírez.

La mesnada del Campeador reforzó las plazas de Monzón y Tamarite y venció a la coalición en la batalla de Almenar haciendo prisionero al conde de Barcelona. Su vuelta a Zaragoza, tuvo que ser un momento dulce en la vida de Rodrigo. A la entrada de Zaragoza, los musulmanes le recibían gritando “sīdī”, “mi señor” en arabe, el Cid con el que todos le reconocemos. Pero no sólo quedaban ahí los adjetivos que le lanzaban puesto que le llegaron a llamar “el milagro de su Dios”
Tres años más tarde, estando el Cid atacando Morella en una misión para el rey de Zaragoza, el señor de Lérida, Tortosa y Denia recurrió al rey de Aragón para luchar contra Rodrigo. Nuevamente el castellano consiguió derrotar a la coalición atrapando a dieciséis nobles aragoneses por los que pidió rescate.

Puesto que el mensaje esta quedando bastante grande, he decidido dejarlo por aquí y mañana publico la segunda parte. Espero que esté siendo entretenido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante. Ya estamos esperando la segunda parte. Un saludo.

Alatriste dijo...

Gracias a su ayuda en la Taifa de Zaragoza varios son los topónimos que han quedado en el actual Aragón recordando a tan insigne héroe castellano.

Ejemplos claros son El Poyo del Cid, el cerro Torrecid o La Iglesuela del Cid.

Recomiendo como novela "El Cid" de J.L Corral.

Rui dijo...

Bueno pues ya está la segunda parte y una posible tercera parte hablando de batallas en las que participó o hablando de los romances y cantares donde aparece su figura... tiempo al tiempo.

Desde luego que dejó su nombre grabado a lo largo de diferentes poblaciones o hitos geográficos, no sólo en Aragón sino por todo el camino del destierro.

Hay un par de libros sobre el Cid histórico que están realmente muy bien, lástima que no los tengo conmigo, pero en cuanto tenga las referencias os las pongo.